Fuente: isanidad
Las creadoras de las “tijeras genéticas”, la herramienta que permite editar y reescribir el ADN, Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna son las galardonadas con el Premio Nobel de Química 2020. Así lo acaba de anunciar la Academia de Ciencias Sueca, que destaca el “impacto revolucionario” que esta tecnología ha tenido en las ciencias de la vida, y que está contribuyendo a nuevas terapias contra el cáncer y “puede hacer realidad el sueño de currar enfermedades hereditarias”.
La Academia de Ciencias Sueca destaca el “impacto revolucionario” de la tecnología CRISPR/Cas9 en las ciencias de la vida
Los investigadores necesitan modificar los genes en las células si quieren descubrir el funcionamiento interno de la vida. Esto solía ser un trabajo lento, difícil y, a veces, imposible. Usando las tijeras genéticas CRISPR/Cas9, ahora es posible cambiar el código de vida en el transcurso de unas pocas semanas.
Emmanuelle Charpentier nación en 1968 en Francia y dirige la Unidad Max Planck de Ciencia de los Patógenos en Berlín. Su compañera Jennifer A. Doudna nació en Estados Unidos en 1968 y es investigadora en el Instituto Médico Howard Hughes y profesora en la Universidad de California en Berkeley.
Las tijeras genéticas CRISPR/Cas9 hacen posible cambiar el código de vida en el transcurso de unas pocas semanas
“Hay un poder enorme en esta herramienta genética, que nos afecta a todos. No solo ha revolucionado la ciencia básica, sino que también ha dado lugar a cultivos innovadores y dará lugar a nuevos tratamientos médicos innovadores”, ha destacado Claes Gustafsson, presidente del Comité del Nobel de Química.
Desde la Academia sueca destacan que, como suele ocurrir en la ciencia, el descubrimiento de estas tijeras genéticas fue inesperado. Durante los estudios de Emmanuelle Charpentier sobre Streptococcus pyogenes, una de las bacterias que más daño causan a la humanidad, descubrieron una molécula previamente desconocida, el ARNtracr. Su trabajo mostró que el ARNtracr es parte del antiguo sistema inmunológico de las bacterias. Esta molécula dirigen la enzima Cas9 al lugar del ADN donde hará el corte. Así, CRISPR/Cas desarma los virus al escindir su ADN.
Las ganadoras del Premio Nobel de Química publicaron su tecnología en 2012 y desde entonces su uso se ha disparado
Charpentier publicó su descubrimiento en 2011. El mismo año, inició una colaboración con Jennifer Doudna, una bioquímica experimentada con un vasto conocimiento del ARN. Juntas, lograron recrear las tijeras genéticas de las bacterias en un tubo de ensayo y simplificaron los componentes moleculares de las tijeras para que fueran más fáciles de usar.
Según señala la Academia de Ciencias de Suecia fue un experimento que hizo época. En su forma natural, las tijeras reconocen el ADN de los virus, pero Charpentier y Doudna demostraron que podían controlarse para poder cortar cualquier molécula de ADN en un sitio predeterminado. Donde se corta el ADN, es fácil reescribir el código de la vida.
Ensayos clínicos de nuevas terapias contra el cáncer y la cura de enfermedades hereditarias están a punto de hacerse realidad gracias al descubrimiento que ha valido el Premio Nobel de Química 2020
Desde que Charpentier y Doudna descubrieron las tijeras genéticas CRISPR/Cas9 en 2012, su uso se ha disparado. Esta herramienta ha contribuido a muchos descubrimientos importantes en la investigación básica. Además, los investigadores de plantas han podido desarrollar cultivos que resisten el moho, las plagas y la sequía. En medicina, se están realizando ensayos clínicos de nuevas terapias contra el cáncer, y la cura de enfermedades hereditarias está a punto de hacerse realidad. “Estas tijeras genéticas han llevado las ciencias de la vida a una nueva época y, en muchos sentidos, están aportando el mayor beneficio a la humanidad”, afirman.